Mi Escritura

 


No he aprendido a no retener lo que se va

lo sostengo

hasta que se vuelve invisible



 

La libertad
La he ido construyendo con mis dichas
Y al mismo tono que mis surcos laten
La palabra va emergiendo de sus aguas


 


El otro
Es la muestra de mi existencia


 


Mis ojos lanzan ramos de flores
a otros ojos,
¡a los que alumbran las noches!

Almas de mariposas
que buscan regresar.


«¿Qué cadenas sujetaron el amor que te tenía?
¿Qué cadenas volví invisibles para no perderte?»


Como si dentro
Existiera la flor
Que busqué en
Otros campos


La intimidad es sentir que todo lo que soy
Es perfecto
Sin necesidad
De rasgar mis sombras


Una leve caricia,
un susurro en mis ojos,
el aroma de la brisa
despierta mi piel.

Y en la noche
sigo amando cada destello
con el deseo intacto
de volver a creer.


En la tierra seca
siento mis venas arder
Mis pulmones suspirar
El interior de mis ojos se tiñe marrón

las primeras raíces recubren mi cara


Y todo vuelve
A mi lugar,
a ese que había olvidado que tenía.

El aire entra en mis huesos
y puedo oír su deslizar libre.

Y aunque tengo miedo,
lo mejor
fue que te marcharas.


Quiero vivir
la simpleza de los días,
coronando mi té de la mañana
como el agua viva
de mi ordinaria y bella vida.


Apagare los silencios
Abriendo las cortinas de los poemas
Y recitando las horas
De tu próxima llegada


Acariciar mi cuerpo
Recorrer la ternura de mis manos
Conocer mi intimidad
Antes de salir a otra piel


 

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